sábado, 13 de febrero de 2010

FRAGMENTOS – XII

FRAGMENTOS – XII

Las catástrofes en todo el planeta se siguen produciendo día a día, nosotros los argentinos seguimos pensando que a nosotros nunca nos pasará. Siempre ha sido así, esa mezcla de superioridad injustificada y necedad, nos hace ponernos al margen de casi todo lo que pasa. Recuerdo las profecías del artista plástico Solari Parravicini, cuando anunciaba que lo que iba a pasar en el mundo, primero iba a suceder en Argentina, y así fue como los corralitos bancarios precedieron a la caída de las hipotecas y al colapso financiero de todo el mundo. Ahora, tal vez, sea hora de los cataclismos. No pasa una semana en que no haya un sismo, pequeño o grande, en algún lugar del país. Pero seguimos mirando para otro lado, todas las advertencias están ante nuestra vista, todas las alarmas están prendidas, pero nadie las escucha.

Si pudiéramos tomar conciencia del fin del mundo, tal como lo conocemos, podríamos ir pensando cómo construir el nuevo mundo, el que irremediablemente estará presente en cualquier momento. Su pudiéramos poner todos nuestros conocimientos, nuestros brazos, nuestros corazones, al servicio de esa nueva humanidad que será solidaria o no será nada, podríamos lograrlo.

Recuerdo las películas que hablaban de las inundaciones, de las nevadas eternas, del cambio de eje de los polos magnéticos, de tsunamis y volcanes, y de éxodos y hambrunas, y tampoco nada de eso logró captar la atención de los hombres. Muy pocos, tal vez los que más acceso tenían a información clasificada, fueron tomando sus recaudos. No fue casualidad la compra de campos en la Patagonia por millonarios de todo el planeta. No fue casualidad los estudios sobre los acuíferos y las zonas de cultivo que aseguraban la comida. Más vale una semilla, que un dólar, pero seguiremos prendidos a él, sin ver la realidad, hasta que nos los tengamos que comer.

Decenas de profecías existen en la historia de la humanidad. Nostradamus, el Calendario Maya, los relatos de los indios Hopi, y todas estuvieron allí a nuestra disposición, sin que existiera un plan global para enfrentarnos a esa realidad. Es muy probable que los que más sabían hayan decidido mantener en la ignorancia a las grandes mayorías, para todo9s no habría salvación, ni agua, ni comida, ni futuro. El egoísmo, propio de los gobernantes, fue el reflejo de esta teoría de secretos y mentiras, y también colaboró para ocultar la verdad.

Benjamín Solari Parravicini, escribió hace muchos años: “Caminante! Una tarde será tu partida en un abril... dijo el poeta, y fue tu mente la que le tomó un día diciendo: partiré en un abril de melancólico otoñado... fue una tarde que leíste, y desde ese entonces aguardas, ¡Oh! ¡No! Caminante: aún no es la hora, ni será tu abril - Tal vez en un mañana inesperado llegue tu abril, mas no en el instante en que tu misión es álgida y necesaria al hermano amigo, a los que te rodean, a los que a ti lleguen, a los que ciegos van - Entrega nuestra luz que llevas de nuestra mano, entrégala y serás.” Sin duda alguna la única forma de salvarse es salvando a otros, solidaridad y altruismo antes que individualismo y egoísmo. Amor, sobre todas las cosas.

En mundo construido por la competencia, la rivalidad y la violencia, no fue fácil acertar el camino hacia el nuevo mundo, pero, ya llegó, ya está aquí. Y yo parado en medio de la ciudad, percibo como ésta también caerá, como esta ilusión del falso progreso, camuflará la catástrofe misma que la destruirá.

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