FRAGMENTOS – XLIX
A pocas cuadras está mi casa, con un cansino caminar llego a ella, y prolongo la tarde de ocio, tirándome en el sillón más grande, para terminar de leer ese libro que tanta atención me requirió. Aún conservo el pacífico abanico de las ramas de los árboles y el perfume de mil flores. En un tenue sudor, llevo la huella del sol y del viento. Hoy no estoy soñando, vivo esto como un pequeño recreo entre pesares y pesadillas.
Árboles con hojas color naranja, son el paisaje perfecto, amo los bosques hasta su máxima expresión o, si no hay más remedio en su mínima expresión, en un solo árbol, ya que en él veo la majestuosidad de la naturaleza y, al abrazarlo, su savia se confunde con mi sangre y su espíritu con mi alma.
No estoy soñando, no siento que mi cuerpo se halle atrapado en una cama de hospital o en una oscura celda, me siento libre, viviendo una realidad absoluta y un cálido momento. ¿O sí? Tal vez sea un sueño, pero no quiero despertar, el placer de las pequeñas cosas, cuando son perfectas, son la alegría máxima de mi día.
Despierto en una cueva, si hay alguna alimaña en la oscuridad, mi presencia basta para que no se anime a atacarme o siquiera a acercárseme. Huelo a humo, como si una hoguera habría mitigado el frío y las tinieblas del lugar. Hurgo en mis bolsillos y encuentro fósforos, junto algunas ramas secas que me llevo por delante, y prendo mi fogata. Al iluminarse el lugar, veo dibujos en las paredes, dibujos casi infantiles, de árboles de casas con sus chimeneas encendidas, de soles, de mares, como si una clase entera de niños hubiesen descripto su vacaciones en es pizarrón de tierra.
Hay ropas tiradas, bolsos desechos y alguna zapatilla rota abandonada, seguramente ese refugio ha sido el hogar de varias familias. Percibo en el ambiente el olor del miedo, esa mezcla de orines y sudores, que tanto se huele en cada espacio en el que transito. ¿Dónde estarán esos niños, sus padres, sus sueños, sus esperanzas?
¿Dónde estaré mañana? Será una cama de un hospital mi nuevo refugio o seguiré tomando sol en el parque. No lo sé, no sé si sueño, si estoy en coma, si me encuentro en una cárcel o en un manicomio. O todo a la vez.
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